Ni anoche ni hoy me calentó escribir. Si bien los últimos días en Naples descancé, acá lo he hecho aún más. Como acá las libertades son lo mas importante y sin tarjeta de crédito no me puedo conectar a internet, me he despegado mucho del mundo. Mi mundo de Chile.
Hace ya cuatro días que no hablo con mis amigos. No me he conectado a Facebook, MSN, Skype, nada; y a decir verdad, he estado lejos de aburrirme. Aunque quizás mañana, mi último dia en USA, me muera de hambre, opté por comprarme dos novelas. Creo que ya lo había escrito. El tema es que son buenísimas, son parte de una trilogía
y están en inglés.
Son las 8:20 de la tarde y he estado prácticamente todo el día leyendo. Me dormí a las 6 de la mañana, desperté a eso de las 12 más menos y desde ahí que no he parado.
Aparte de leer también he pensado. Aunque eso lo he estado haciendo la mayor parte del tiempo que he estado acá en los Estados Unidos.
He pensado en mi familia, amigos, en mi mismo y lo que tengo por delante. El no tener internet me ha hecho aprovechar el tiempo de una forma a la que- lamentablemente- no estoy acostumbrado.
Estando acá pasaron cosas en Chile. Cosas grandes, curiosas, inolvidables y notables. Se siguió escribiendo la historia y, a pesar de estar lejos, me mantuve involucrado. Estando tan lejos, fue el periodista también el que me ayudó a mantenerme un poco más cerca.
Conversaciones inolvidables, declaraciones. Todo ha ido quedando en mi memoria. Todo ha sido complemento para lo que viví acá. Todo me ayudó a vivir de mejor forma lo que vivi acá.
Hace unos días ya pensaba en hacer recuento de esto. Y estaba equivocado. El recuento va a ser después, cuando vuelva a Chile, cuando recuerde y cuente anécdotas, experiencias y cosas que reflexioné. Ese va a ser el momento de los recuentos, ahí creo que voy a tomar la dimensión que esto tuvo y tendrá en mi vida.
Mi vida ya no es la misma. Chile no es el mismo, mi familia y mis amigos tampoco. Yo, creo, no soy el mismo. Y me gusta. Me gusta poder haber vivido algo que me va a hacer apreciar más lo que tengo, la gente que me rodea, las oportunidades que se me presentan... todo. De cierto modo, siento que di un paso enorme para encontrar la clave, lo que tengo que hacer y cómo tengo que hacerlo para ser feliz.
Queda menos de un día para por fin, despegar e iniciar mi regreso a casa. Menos de dos días para volver a ver la cordillera, el cielo, la gente chilena. Lo estoy esperando. No sin aprovechar el estar acá, pero lo espero, y se que será genial.
Probablemente escriba más tarde. Ahora seguiré leyendo, parando de vez en cuando sólo para observar, respirar hondo, pensar en que falta menos para llegar a Chile y seguir con estos libros que no me llenan la guata, pero sí los sesos.
Hace ya cuatro días que no hablo con mis amigos. No me he conectado a Facebook, MSN, Skype, nada; y a decir verdad, he estado lejos de aburrirme. Aunque quizás mañana, mi último dia en USA, me muera de hambre, opté por comprarme dos novelas. Creo que ya lo había escrito. El tema es que son buenísimas, son parte de una trilogía

Son las 8:20 de la tarde y he estado prácticamente todo el día leyendo. Me dormí a las 6 de la mañana, desperté a eso de las 12 más menos y desde ahí que no he parado.
Aparte de leer también he pensado. Aunque eso lo he estado haciendo la mayor parte del tiempo que he estado acá en los Estados Unidos.
He pensado en mi familia, amigos, en mi mismo y lo que tengo por delante. El no tener internet me ha hecho aprovechar el tiempo de una forma a la que- lamentablemente- no estoy acostumbrado.
Estando acá pasaron cosas en Chile. Cosas grandes, curiosas, inolvidables y notables. Se siguió escribiendo la historia y, a pesar de estar lejos, me mantuve involucrado. Estando tan lejos, fue el periodista también el que me ayudó a mantenerme un poco más cerca.
Conversaciones inolvidables, declaraciones. Todo ha ido quedando en mi memoria. Todo ha sido complemento para lo que viví acá. Todo me ayudó a vivir de mejor forma lo que vivi acá.
Hace unos días ya pensaba en hacer recuento de esto. Y estaba equivocado. El recuento va a ser después, cuando vuelva a Chile, cuando recuerde y cuente anécdotas, experiencias y cosas que reflexioné. Ese va a ser el momento de los recuentos, ahí creo que voy a tomar la dimensión que esto tuvo y tendrá en mi vida.
Mi vida ya no es la misma. Chile no es el mismo, mi familia y mis amigos tampoco. Yo, creo, no soy el mismo. Y me gusta. Me gusta poder haber vivido algo que me va a hacer apreciar más lo que tengo, la gente que me rodea, las oportunidades que se me presentan... todo. De cierto modo, siento que di un paso enorme para encontrar la clave, lo que tengo que hacer y cómo tengo que hacerlo para ser feliz.
Queda menos de un día para por fin, despegar e iniciar mi regreso a casa. Menos de dos días para volver a ver la cordillera, el cielo, la gente chilena. Lo estoy esperando. No sin aprovechar el estar acá, pero lo espero, y se que será genial.
Probablemente escriba más tarde. Ahora seguiré leyendo, parando de vez en cuando sólo para observar, respirar hondo, pensar en que falta menos para llegar a Chile y seguir con estos libros que no me llenan la guata, pero sí los sesos.
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