sábado, 14 de agosto de 2010

En un pedacito de Chile.

Almuerzo.
F
uí a Subway pero estaba muy lleno. Nuevamente comí en el Burguer. Hoy fuí al consulado chileno, acabo de llegar de ahí. Me fue bien!, ahora si me siento más cerca de Chile, ya falta poco.

Me dediqué a conversar con una familia que estaba en el consulado. En un plasma, cerca de la puerta de entrada, se veía el matinal de TVN. El consulado en sí, como oficina, es feo, pero me pareció lo mejor y más acojedor que había pisado en mucho tiempo. Era un pedacito de Chile.

La familia con la que hablé llevaba cuatro años viviendo acá. El papá (Fernando) era el prototipo de chileno clase media, de piel semi morena, mucho pelo y bigote canoso, con la "talla"- broma- a flor de piel. La mamá era notoriamente más callada, de hecho, no recuerdo su nombre. Junto a ellos estaba la hija, de quien tampoco tengo un nombre claro en la memoria. Era una niña de 14, de piel blanca, ojos muy brillantes y una sonrisa sincera, despreocupada.

Por último estaba Jéssica (o como se escriba) que en realidad nunca me dejó muy claro quién era ella dentro de la familia pero sí que era parte de ella.

Hablamos de todo un poco, aunque la conversa empezó por la foto de la Bachelet, aún se puede ver en la oficina, mientras que la de Piñera brilla por su ausencia. Eramos ahí, todos de oposición.

Lo curioso fue cuando comenzó a llegar más gente. Sin quererlo, en un segundo me di cuenta de que se había dado algo así como una reproducción a escala de Chile y su población.

Llegó una familia rubia, de hija única y ropa típica. Camisa Polo, Cartera Louis Vuitton, zapatos innegablemente de cuero y silencio absoluto despues de un tímido saludo (una inclinación leve de cabeza sumado a un movimiento de labios insinuando un "buenas").

Aparte de ellos, el resto (mi familia amiga y unas cinco personas más aparte) todos eramos representantes de algo de la realidad chilena. Estaba la minoría totalmente distinta, los que enfrentan el mundo con cara de chiste de mal gusto o público de cementerio y los que hablábamos hasta por los codos, nos reíamos, y apoyábamos una y otra vez lo que decíamos sobre la presidenta y el nuevo recién electo.

Ellos vuelven a Chile el domingo. Sólo la Jessica se queda acá. Dice que aún tiene para un par de años, aunque también dice que no soporta a los cubanos y que no se queda a vivir definitivamente en Miami "ni cagando".

Creo que podría ir a ver a Valpo a los que se van. Son simpáticos, sencillos y amistosos. Típicos chilenos.

Al final me llevaron de vuelta al aeropuerto. Esta sigue siendo una muy buena experiencia. Bendito aeropuerto.

Ya quedan dos días y más menos cinco horas.

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