Esta es la última vez que escribo en el aeropuerto. La última vez que escribo estando en Miami, y también en Estados Unidos.
Estuve por más de tres meses aquí. Cinco días de ese tiempo, estuve en este aeropuerto. Estoy cansado, no tengo un peso (dólar en este caso) pero estoy feliz. Ya queda nada para volver a Chile, ya comencé mi viaje de vuelta. Se siente bien.

Vuelvo con muchas cosas. No plata, por supuesto, pero sí habiendo vivido una experciencia única, grande, inolvidable. De hecho, creo que no vuelve a Chile el mismo que se fue hace tres meses. Quiero verlos a todos, que no sé si serán los mismos tampoco. Quiero respirar el aire chileno, ver mi cielo, ver... a muchos.
Me voy como volví en cuanto a emoción. Quizás más impaciente por las ganas que tengo de volver, pero sin sensaciones raras, penas, euforia, nada. Me voy y hasta acá llegan las letras; dejo atrás muchas más cosas buenas que malas y, espero, en adelante vengan aún más buenas. Las cosas malas son la semilla de algo bueno. Depende de con qué agua las reguemos, los frutos que podremos obtener.
Aquí aprendí- creo- a regar con agua dulce, clara, agua positiva.
Mi último día en el aeropuerto, mi último día en Miami. Mi último día en Estados Unidos.
Espero- y quiero- que a partir de mañana comience el primer dia de una nueva vida en Chile. Mi Chile.
Estuve por más de tres meses aquí. Cinco días de ese tiempo, estuve en este aeropuerto. Estoy cansado, no tengo un peso (dólar en este caso) pero estoy feliz. Ya queda nada para volver a Chile, ya comencé mi viaje de vuelta. Se siente bien.

Vuelvo con muchas cosas. No plata, por supuesto, pero sí habiendo vivido una experciencia única, grande, inolvidable. De hecho, creo que no vuelve a Chile el mismo que se fue hace tres meses. Quiero verlos a todos, que no sé si serán los mismos tampoco. Quiero respirar el aire chileno, ver mi cielo, ver... a muchos.
Me voy como volví en cuanto a emoción. Quizás más impaciente por las ganas que tengo de volver, pero sin sensaciones raras, penas, euforia, nada. Me voy y hasta acá llegan las letras; dejo atrás muchas más cosas buenas que malas y, espero, en adelante vengan aún más buenas. Las cosas malas son la semilla de algo bueno. Depende de con qué agua las reguemos, los frutos que podremos obtener.
Aquí aprendí- creo- a regar con agua dulce, clara, agua positiva.
Mi último día en el aeropuerto, mi último día en Miami. Mi último día en Estados Unidos.
Espero- y quiero- que a partir de mañana comience el primer dia de una nueva vida en Chile. Mi Chile.